sábado, 15 de julio de 2017

La Reforma Laboral Brasilera - Banco de Pruebas para los Gobiernos Populares?

Brasil viene siendo el laboratorio de la derecha en términos de avances antipopulares, propugnando un esquema liberal a ultranza con disciplinamiento social y reformas estructurales, avasallando la república y la democracia que tanto pregonan.
Los medios de comunicación siempre tuvieron influencia sobre la población a saber:  “Unificaron todo el periodismo, la radiofonía y la televisión. Volcaron sobre papel y sobre los oídos toneladas - ¿cómo se mide esto?- de injuria y difamación. Convirtieron en traidores a la patria a los que la habían redimido de las viejas coyunturas a que ellos sirven; presentaron como tiranos a los libertadores, y no hubo basura del rincón o de retrete que no se arrojaran sobre los hombres, sobre las ideas y sobre la fe de pueblo argentino. Llamaron patriotismo, esquizofrenia; demagogia, al amor al pueblo; paralelo 42, a la organización sistemática del contrabando; libre empresa, a la destrucción del capital argentino para subordinarlo al extranjero; y la libertad de trabajo y de asociación, a la destrucción de los organismos sindicales y patronales de defensa de los intereses nacionales. Llamaron jueces a los sicarios; policías, a los matones; virtud, al entreguismo; desfiguraron todo, anatematizaron lo argentino, exaltaron lo extranjero, llamaron valentía al asesinato impune, y cobardía a la resistencia popular. Volvieron a desfigurar la historia, exaltando al cipayo y al vendepatria y denostando al patriota de verdad. Y eso lo dieron por el periódico, por la radio, por el libro, por la universidad, por la escuela. Y lo dieron en dosis masivas, en dosis para adultos, se dormían oyendo la palabra mentirosa del locutor y despertaron oyendo la palabra mentirosa del locutor”.
¿Quién decía esto? No, no es, ni fue Víctor Hugo Morales, sino Don Arturo Jauretche que, precisamente, no es un contemporáneo del locutor y periodista mencionado, ni contemporáneo de la gran mayoría de nosotros.
Si en aquella época, Jauretche ya decía esto sobre la mortal influencia de los medios de comunicación, con el avance de la tecnología, la mayor concentración multimediática a nivel nacional y regional, no es raro que la manipulación política crezca, exponencialmente y que mucha gente termine votando en contra de sus intereses.
Estos medios son parte esencial del dominio de la derecha como sector dominante – el poder real – “coincidiendo”, ideológicamente, en cuál es el modelo político que seguir, porque este instrumento también es parte del poder real.
La República, la Democracia, el Bienestar, la Ideología serán, la que los medios te muestren y no otra.
Hasta que los movimientos populares no logremos romper ese cerco y avanzar, culturalmente, en los sectores populares -tomando a estos en su concepción gramsciana - pequeños empresarios, clase media, estudiantes, profesionales, trabajadores e intelectuales orgánicos.  La instalación de conceptos de dependencia y semicoloniales, serán para la sociedad el “futuro”, la “inserción en el mundo”.
Para ese proyecto semicolonial, no solo hace falta el endeudamiento, sino la sumisión de los trabajadores.
Ahí es donde entra la flexibilización laboral.
La instalación de la Flexibilidad Laboral se propone como “la solución al problema del empleo”, lo que en realidad es la solución para que el empresario, maximice aún más sus ganancias, lo que nada tiene que ver con la lucha contra el desempleo.
En Brasil este proceso se está dando con suma crudeza y descaro.
Crudeza porque el sistema de relaciones laborales, con esta reforma queda roto:
Descaro porque se ha destituido a una presidenta, sin causa alguna que probase su falta de idoneidad para el cargo.
Presidenta que propugnaba un modelo distinto y que, en manos de la derecha fue “destituida”, defenestrada por los medios de comunicación y por la oposición cuyos representantes tienen más causas de corrupción que en las que en su momento pudieron haber tenido los funcionarios del gobierno norteamericano socios de Al Capone.
Es así como la Flexibilidad Laboral en Brasil – como no podía ser de otra forma, ayudados por los medios de comunicación – es tratada como si fuera la panacea para la creación de empleo. Los medios quitan del medio con esa batería desoladora la posibilidad de un debate político equitativo, puesto que se construyen imaginarios políticos difícil destruir.
Este imaginario es el que Jauretche denominaba zonceras.
En la Argentina de Menem y después de la Alianza hemos pasado por esa situación, sin embargo, no estamos lejos de que la discusión se vuelva a instalar.
El no haber podido avanzar, profundamente, en la batalla cultural que bien describe Don Arturo en la cita anterior, hace que dicho debate político sobre la Flexibilización Laboral como generadora de empleo, se pueda reinstalar puesto que hay una nueva generación de jóvenes que no han vivido, semejante atrocidad en el mundo del trabajo.
Hagamos esta pregunta ¿PepsiCo hubiera, realmente, tomado otra actitud si las normas laborales fuesen más flexibles? No, porque el tema se trata en maximizar la rentabilidad.
¿Las pequeñas empresas que cerraron, no hubiesen cerrado si hubiese normas del trabajo más flexibles? No, porque aquello que hizo que bajaran sus persianas no fue el sistema de relaciones del trabajo, sino la imposibilidad de pagar altísimas tarifas de luz, gas, agua y la recesión creada para hundir el mercado interno
¿Para que hace falta entonces una reforma laboral flexible?
Para que los grandes grupos empresarios y económicos puedan obtener mayores ganancias, porque son los que puede capear el temporal.
Otras conclusiones se pueden sacar a medida que ahondamos en las reformas flexibles al Código Legal del Trabajo.
Reformas que, inclusive, son muchísimo más profundas que las que se dieron en los ´90 en la Argentina.

1)  Trabajo Autónomo:
         En todo momento, aún en los tiempos flexibilizadores de la Argentina tratar de cubrir un puesto de trabajo en relación de dependencia por alguien que facturase, era un fraude laboral.

La reforma brasilera avanza sobre este estado y el trabajo en relación de dependencia puede ser reemplazado por un trabajador autónomo, así este cumpla con todas las notas de subordinación que el contrato de trabajo contiene.

         Esto es una profundísima reforma, violatoria de los principios esenciales del derecho del trabajo.

         En este sentido, por ejemplo, los trabajadores de PepsiCo – de regir una norma como esta en nuestro país podrían ser todos autónomos o reemplazados por tales. En ese sentido los trabajadores no tendrían los derechos laborales y convencionales que les pudieran ser aplicables.

         Ello sería la extinción lisa y llana de la contratación laboral en relación de dependencia y por ende, del derecho del trabajo.

2)  Tercerización – Externalización:

Con la reforma brasilera, se puede externalizar o tercerizar toda la actividad de la empresa, esto implica que, por un lado, con una oficina contable administrativa basta y sobra para el manejo de la empresa en si misma, puesto que tanto su actividad primaria o secundaria pueden ser tercerizados o externalizados.

         Dependiendo entonces de la política de la empresa, si decide tercerizar o externalizar toda su producción o no, se podría dar el caso licito de que dos trabajadores con las mismas tareas cobren, legalmente, un salario distinto, vulnerando el principio de igual remuneración por igual tarea.

         Si bien en nuestro país la tercerización está permitida, la externalización es un poco más discutible, lo cierto es que por más que algunas empresas lo hagan, el que se paguen dos sueldos distintos, en una misma actividad, no es legal.

         La reforma brasilera permite, legalmente la precarización del trabajador no, obviamente, por el esquema que se presenta en cuanto a las tercerizaciones, sino por todo el sistema que se quiere implementar.

         Obviamente, ello conspira contra la organización sindical. Cuantas más descentralizaciones empresarias haya, mayor dificultad para organizar el colectivo de los trabajadores de una misma empresa.

La tercerización es un plan empresario, que no solo implica la precarización individual, sino que tiene como fin la precarización colectiva, cuyo fin último es que se vaya dividiendo el colectivo laboral y que se quiebren así los lazos de solidaridad.

         Salario y Jornada:
         Como no podía ser de otra manera la reforma brasilera ataca al salario y la jornada de trabajo.

         Como ya dijimos la tercerización es una forma de atacar al salario, el trabajo en relación de dependencia reemplazado por el trabajo autónomo      es otra forma de ataque al salario, aunque quizás un ataque más “sutil”.

         Sin embargo, hay ataques más directos como la posibilidad que va a tener el empleador de hacer contratos a largo plazo, pero abonar por horas.

         En esa modalidad por horas no hay una cantidad de horas mínimas, ni una garantía salarial mínima horaria.

         Así el empleador, no sólo elude el salario mínimo, sino también el de la actividad.

 El Salario Mínimo en argentino, también incluye una garantía horaria, está regulado en la LCT y en la Constitución Nacional.
                 
         Si bien son un cúmulo de reformas aberrantes, esta la del salario, la de jornada y la de la negociación colectiva, se llevan el premio mayor.
         Sobre la jornada de trabajo podemos decir cuestiones muy contundentes que saltan a la vista.
         Después que se llevó mucha sangre de nuestros compañeros poder llegar a la jornada de ocho horas, la reforma brasilera permite que haya una jornada de 12 horas y mediante “negociación” individual, que sabemos que no es, precisamente, negociación sino imposición.
Dos cuestiones más de las esenciales
Indemnización:
Cabe aclarar que el sistema de indemnización brasilero es y era muy distinto al argentino.
El sistema previo a la actual reforma era bastante parecido al que tiene UOCRA. El trabajador despedido sin justa causa se llevaba lo que había acumulado en el fondo de garantia, más una multa del 40% y el derecho al seguro de desempleo hasta conseguir un nuevo trabajo.
La reforma solo da la opción- en el caso de despido sin causa – de llevarse el 80% del fondo de garantia y el 20% restante queda como una especie de seguro por desempleo.
En el esquema indemnizatorio, como se puede ver, Brasil ya tenía un sistema más que flexible. Lo que implica que el liberalismo es insaciable y su visión de las relaciones laborales es la de la Revolución Industrial.
Desde el punto de vista colectivo todas las reformas que hay al derecho individual, erosionan e hieren de gravedad al derecho colectivo y sindical.
Sin embargo, hay dos ataques directos al mismo.
Uno claramente ligado a la posibilidad de financiación de los sindicatos, quitándoles las contribuciones de solidaridad.
Con ello que se coarta delicadamente, la potencialidad de conflicto, de realizar medidas de acción directa restándole, asimismo, poder de negociación.
La segunda es priorizar los acuerdos individuales o plurindividuales por sobre la negociación colectiva e inclusive por sobre el Código Legal del Trabajo.
Esto hace retroceder al derecho del trabajo 130 años, preguntándonos sin en Brasil, realmente, es un derecho a partir de esta reforma
         El escenario político y democrático de un país se mide, fundamentalmente, en cómo se tratan los derechos sociales y laborales.
         Brasil demuestra, en la región, la peor de las caras del capitalismo liberal regional, con un avance y ataque a la cuestión social sin precedentes desde la reinstalación de la democracia formal en el pais vecino.
Hay otras reformas que podriamos nombrar como la de licencia por maternidad, el transporte al lugar del trabajo, la responsabilidad – irresponsabilidad – del empleador ante accidentes e higiene y seguridad laboral, entre otros.
Lo que debe quedar en claro es que esto no es una reforma laboral más. En si mismo, no es una reforma laboral. Es la ruptura del derecho laboral en el sistema del Estado de Derecho. Es la eliminación lisa y llana del Derecho del Trabajo.
Nos encontramos ante un banco de pruebas, ejemplarizador y con intención de proyección a todo Latinoamérica.
Esto porque estas reformas se llevan a cabo en la primer potencia económica, donde se la trasviste de democrática.
La misma solo pudo realizarse por la destitución de Dilma Roussef, lo que significó, para los sectores populares de Brasil, una gran derrota desmoralizadora.
Otro de los problemas que tiene Brasil es la desconcentración sindical. Mientras que en Argentina hay 1500 sindicatos con la cualidad de representación colectiva, en Brasil hay 17.000.
Volver al sistema de relaciones laborales de la Revolución Industrial es lo que el liberalismo manifiesta que es el futuro, ese es el proyecto de máxima. Entendiendo que con ello el desempleo solo será un recuerdo, en cuanto estas reformas se pongan en funcionamiento.
Claro, los trabajadores tampoco tendrán derechos y, la sociedad “moderna” se derrumbaría por completo.
Al liberalismo no le importa la democracia. Esta es solo un instrumento para llegar a la falta de límites en la explotación de los trabajadores y maximización de ganancias. Si ese instrumento no alcanza, se utilizará otro otros.
Es evidente que en Ecuador, Paraguay, Bolivia, Veneuela, Brasil y Argentina el autoritarismo liberal ha atacado y ataca a los gobiernos populares, desde lo semántico- creando imaginarios despectivos sobre ciertas palabras y conceptos- populismo por ejemplo como el más utilizado.
En dos de estos paises han llegado a la destitución de presidentes votados por mayoria popular mediante amañados juicios politicos – impeachment – en el caso de Brasil. Juicio Politico en el caso de Fernando Lugo.
En ninguno de los dos casos, los cargos imputados tuvieron que ver con su falta idoneidad para ejercer el cargo. Ello implica golpes de Estado disfrazados.
En Brasil y en Argentina se ataca judicialmente a quienes potencialmente podrian ser los futuros presidentes, en las próximas elecciones.
Así se lo Juzga a Lula en Brasil y se la persigue Judicialmente a Cristina Fernandez, con los adlatares de los medios de comunicación, para que los políticos que responden a los sectores dominantes realicen denuncias constantes contra ellos que, casualmente, caen siempre con los mismo fiscales y los mismos jueces.
Sin perjuicio de ello la proyección anti democrática que se ha dado en Brasil, va a ser mucha más dificil de implementrla en la Argentina.
La fortaleza sindical es la más grande en casi todo el mundo, la que ha creado las mayores conquistas en Latinoamérica.
Pero es probable que ello se intente. La represión en PepsiCo, asi como en la mayoría de las movilizaciones sociales es, simplemente, la muestra de como va a reaccionar el proyecto capitalista liberal.
Como he sostenido y sostengo, una democracia sustantiva, solo puede medirse en cómo se desarrolla el sistema de relaciones laborales.
Si la puja es por la distribución del ingreso, o si esta lo es por la pobreza y la defensa de los puestos de trabajo, será el sistema democrático en que estemos viviendo.
En estas elecciones muchos de los candidatos hablan de ponerle un freno a este proyecto.
Algunos con más credibilidad que otros, pero la democracia no se acaba en las urnas, se construye día a día y con mucha militancia.
Quedarse en las urnas, es quedarse en la “democracia formal”, pero si a eso no se le da sustancia, no es democracia.
Si se “apalean” los derechos de los trabajadore hasta, practicamte, destruirlos es claro que la democracia es inexistente.

Eliminar el derecho del trabajo o reducirlo a su mínima expresión, es eliminar la democracia.

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