En principio es importante recordar una frase de Don Arturo:
El arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza.
Introducimos esta máxima
jauretchiana porque el triunfo en política es algo que necesita trabajo
incesante, sobre todo cuando uno milita en el campo nacional y popular.
En este espacio los errores se
pagan caro aunque sean mínimos, los sectores dominantes magnificaran todo tipo
de error, hasta convertirlos en acciones cuasi delictivas.
Hoy en día esas acciones son
propaladas a una velocidad inusitada, instantánea y constantemente repetetiva
por los medios de comunicación que manejan los sectores dominantes.
Esto es algo nuevo? Perón
sufrió el embate de la prensa escrita y radiofónica que eran los medios de comunicación
de ese entonces. Como se puede ver no es nuevo, lo nuevo es la situación
descripta anteriormente.
Por eso, ello impone cierto carácter
de “infalibilidad” en las acciones que se llevan a cabo, hasta tanto se pueda
cambiar la matriz cultural política – lo que comúnmente se revela como la
Batalla Cultural –.
Que los sectores populares
pierdan una; dos tres elecciones es realmente una derrota?
Desde el punto de vista formal lo es, pero hay que tener en cuenta que son batallas perdidas y que estás no redundan en perder la guerra.
La lucha de clases es una pelea histórica desde 1.789 – nacimiento del capitalismo - que aún no está saldada y mientras no esté saldada la guerra no se ha perdido.
Kafka decía: La “única libertad posible es la lucha por la
libertad”;
El Che Guevara decía: “El presente es lucha, el futuro es nuestro”
El Che Guevara decía: “El presente es lucha, el futuro es nuestro”
Scalabrini Ortiz decía: “Luchar es en cierta manera sinónimo de vivir.
Se lucha con la gleba para extraer un puñado de trigo. Se lucha con el mar para
transportar de un extremo a otro del planeta mercaderías y ansiedades. Se lucha
con la pluma. Se lucha con la espada y el fusil. El que no lucha se estanca,
como el agua. El que se estanca, se pudre”.
Perón decía: “No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos, para conducirlos. Los pueblos se conducen vívidamente, y los movimientos políticos se manejan conforme al momento, al lugar y a la capacidad de quienes ponen la acción para manejarlos”
Perón decía: “No hay recetas para conducir pueblos, ni hay libros que aconsejen cuáles son los procedimientos, para conducirlos. Los pueblos se conducen vívidamente, y los movimientos políticos se manejan conforme al momento, al lugar y a la capacidad de quienes ponen la acción para manejarlos”
Todas estas frases hacen
referencia a una militancia constante que quizá no vea los frutos de su
militancia pero que va preparando el terreno para el triunfo.
Si bien es una frase remanida, no por ello es menos cierta.
El paso de cada uno de nosotros por la historia es nimio respecto del devenir histórico.
Si bien es una frase remanida, no por ello es menos cierta.
El paso de cada uno de nosotros por la historia es nimio respecto del devenir histórico.
Es cierto que uno puede estar en el lugar indicado, en el momento indicado pero es algo que, en sí mismo, no se puede manejar y, simplemente debemos conformarnos con ser parte de la transición de una victoria final, salvo que la lotería histórica nos premie y decida que estemos en el momento justo, en el lugar justo.
Por eso la derrota implica que:
Ø Logren sumirnos en la resignación.
Ø Logren que dejemos la militancia.
Ø Logren que nuestras utopías se desvanezcan.
Ø Logren que nos gane la tristeza y nos roben
nuestra alegría.
Eso sí sería una derrota.
Solo debemos recordar que
seguimos siendo “El suelo de la patria subvlebado”.
Carlos Marin
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