Brasil viene siendo el laboratorio de la derecha en términos
de avances antipopulares, propugnando un esquema liberal a ultranza con
disciplinamiento social y reformas estructurales, avasallando la república y la
democracia que tanto pregonan.
Los medios de comunicación siempre tuvieron influencia sobre
la población a saber: “Unificaron todo el periodismo, la radiofonía y la
televisión. Volcaron sobre papel y sobre los oídos toneladas - ¿cómo se mide
esto?- de injuria y difamación. Convirtieron en traidores a la patria a los que
la habían redimido de las viejas coyunturas a que ellos sirven; presentaron
como tiranos a los libertadores, y no hubo basura del rincón o de retrete que
no se arrojaran sobre los hombres, sobre las ideas y sobre la fe de pueblo
argentino. Llamaron patriotismo, esquizofrenia; demagogia, al amor al pueblo;
paralelo 42, a la organización sistemática del contrabando; libre empresa, a la
destrucción del capital argentino para subordinarlo al extranjero; y la
libertad de trabajo y de asociación, a la destrucción de los organismos
sindicales y patronales de defensa de los intereses nacionales. Llamaron jueces
a los sicarios; policías, a los matones; virtud, al entreguismo; desfiguraron
todo, anatematizaron lo argentino, exaltaron lo extranjero, llamaron valentía
al asesinato impune, y cobardía a la resistencia popular. Volvieron a
desfigurar la historia, exaltando al cipayo y al vendepatria y denostando al
patriota de verdad. Y eso lo dieron por el periódico, por la radio, por el
libro, por la universidad, por la escuela. Y lo dieron en dosis masivas, en
dosis para adultos, se dormían oyendo la palabra mentirosa del locutor y
despertaron oyendo la palabra mentirosa del locutor”.
¿Quién decía esto? No, no es, ni fue Víctor Hugo Morales,
sino Don Arturo Jauretche que, precisamente, no es un contemporáneo del locutor
y periodista mencionado, ni contemporáneo de la gran mayoría de nosotros.
Si en aquella época, Jauretche ya decía esto sobre la mortal
influencia de los medios de comunicación, con el avance de la tecnología, la
mayor concentración multimediática a nivel nacional y regional, no es raro que
la manipulación política crezca, exponencialmente y que mucha gente termine
votando en contra de sus intereses.
Estos medios son parte esencial del dominio de la derecha como
sector dominante – el poder real – “coincidiendo”, ideológicamente, en cuál es el
modelo político que seguir, porque este instrumento también es parte del poder
real.
La República, la Democracia, el Bienestar, la Ideología serán,
la que los medios te muestren y no otra.
Hasta que los movimientos populares no logremos romper ese
cerco y avanzar, culturalmente, en los sectores populares -tomando a estos en
su concepción gramsciana - pequeños empresarios, clase media, estudiantes,
profesionales, trabajadores e intelectuales orgánicos. La instalación de conceptos de dependencia y
semicoloniales, serán para la sociedad el “futuro”, la “inserción en el mundo”.
Para ese proyecto semicolonial, no solo hace falta el
endeudamiento, sino la sumisión de los trabajadores.
Ahí es donde entra la flexibilización laboral.
La instalación de la Flexibilidad Laboral se propone como “la
solución al problema del empleo”, lo que en realidad es la solución para que el
empresario, maximice aún más sus ganancias, lo que nada tiene que ver con la
lucha contra el desempleo.
En Brasil este proceso se está dando con suma crudeza y
descaro.
Crudeza porque el sistema de relaciones laborales, con esta
reforma queda roto:
Descaro porque se ha destituido a una presidenta, sin causa
alguna que probase su falta de idoneidad para el cargo.
Presidenta que propugnaba un modelo distinto y que, en manos
de la derecha fue “destituida”, defenestrada por los medios de comunicación y
por la oposición cuyos representantes tienen más causas de corrupción que en
las que en su momento pudieron haber tenido los funcionarios del gobierno norteamericano
socios de Al Capone.
Es así como la Flexibilidad Laboral en Brasil – como no
podía ser de otra forma, ayudados por los medios de comunicación – es tratada como
si fuera la panacea para la creación de empleo. Los medios quitan del medio con
esa batería desoladora la posibilidad de un debate político equitativo, puesto
que se construyen imaginarios políticos difícil destruir.
Este imaginario es el que Jauretche denominaba zonceras.
En la Argentina de Menem y después de la Alianza hemos
pasado por esa situación, sin embargo, no estamos lejos de que la discusión se
vuelva a instalar.
El no haber podido avanzar, profundamente, en la batalla
cultural que bien describe Don Arturo en la cita anterior, hace que dicho debate
político sobre la Flexibilización Laboral como generadora de empleo, se pueda
reinstalar puesto que hay una nueva generación de jóvenes que no han vivido,
semejante atrocidad en el mundo del trabajo.
Hagamos esta pregunta ¿PepsiCo hubiera, realmente, tomado
otra actitud si las normas laborales fuesen más flexibles? No, porque el tema
se trata en maximizar la rentabilidad.
¿Las pequeñas empresas que cerraron, no hubiesen cerrado si
hubiese normas del trabajo más flexibles? No, porque aquello que hizo que
bajaran sus persianas no fue el sistema de relaciones del trabajo, sino la
imposibilidad de pagar altísimas tarifas de luz, gas, agua y la recesión creada
para hundir el mercado interno
¿Para que hace falta entonces una reforma laboral flexible?
Para que los grandes grupos empresarios y económicos puedan
obtener mayores ganancias, porque son los que puede capear el temporal.
Otras conclusiones se pueden sacar a medida que ahondamos en
las reformas flexibles al Código Legal del Trabajo.
Reformas que, inclusive, son muchísimo más profundas que las
que se dieron en los ´90 en la Argentina.
1) Trabajo Autónomo:
En todo
momento, aún en los tiempos flexibilizadores de la Argentina tratar de cubrir
un puesto de trabajo en relación de dependencia por alguien que facturase, era
un fraude laboral.
La reforma brasilera avanza sobre este
estado y el trabajo en relación de dependencia puede ser reemplazado por un
trabajador autónomo, así este cumpla con todas las notas de subordinación que
el contrato de trabajo contiene.
Esto es una
profundísima reforma, violatoria de los principios esenciales del derecho del
trabajo.
En este
sentido, por ejemplo, los trabajadores de PepsiCo – de regir una norma como
esta en nuestro país podrían ser todos autónomos o reemplazados por tales. En
ese sentido los trabajadores no tendrían los derechos laborales y
convencionales que les pudieran ser aplicables.
Ello sería la
extinción lisa y llana de la contratación laboral en relación de dependencia y
por ende, del derecho del trabajo.
2) Tercerización – Externalización:
Con la reforma brasilera, se puede externalizar o tercerizar toda la actividad
de la empresa, esto implica que, por un lado, con una oficina contable
administrativa basta y sobra para el manejo de la empresa en si misma, puesto
que tanto su actividad primaria o secundaria pueden ser tercerizados o externalizados.
Dependiendo entonces de la política de
la empresa, si decide tercerizar o externalizar toda su producción o no, se podría
dar el caso licito de que dos trabajadores con las mismas tareas cobren,
legalmente, un salario distinto, vulnerando el principio de igual remuneración
por igual tarea.
Si bien en nuestro país la
tercerización está permitida, la externalización es un poco más discutible, lo
cierto es que por más que algunas empresas lo hagan, el que se paguen dos
sueldos distintos, en una misma actividad, no es legal.
La reforma brasilera permite, legalmente
la precarización del trabajador no, obviamente, por el esquema que se presenta
en cuanto a las tercerizaciones, sino por todo el sistema que se quiere
implementar.
Obviamente, ello conspira contra la
organización sindical. Cuantas más descentralizaciones empresarias haya, mayor
dificultad para organizar el colectivo de los trabajadores de una misma
empresa.
La tercerización es un plan empresario, que no solo implica la
precarización individual, sino que tiene como fin la precarización colectiva, cuyo
fin último es que se vaya dividiendo el colectivo laboral y que se quiebren así
los lazos de solidaridad.
Salario
y Jornada:
Como no podía
ser de otra manera la reforma brasilera ataca al salario y la jornada de
trabajo.
Como ya
dijimos la tercerización es una forma de atacar al salario, el trabajo en
relación de dependencia reemplazado por el trabajo autónomo es otra forma de ataque al salario, aunque
quizás un ataque más “sutil”.
Sin embargo,
hay ataques más directos como la posibilidad que va a tener el empleador de
hacer contratos a largo plazo, pero abonar por horas.
En esa
modalidad por horas no hay una cantidad de horas mínimas, ni una garantía
salarial mínima horaria.
Así el empleador, no sólo elude el
salario mínimo, sino también el de la actividad.
El
Salario Mínimo en argentino, también incluye una garantía horaria, está
regulado en la LCT y en la Constitución Nacional.
Si bien son un
cúmulo de reformas aberrantes, esta la del salario, la de jornada y la de la
negociación colectiva, se llevan el premio mayor.
Sobre la
jornada de trabajo podemos decir cuestiones muy contundentes que saltan a la
vista.
Después que se
llevó mucha sangre de nuestros compañeros poder llegar a la jornada de ocho
horas, la reforma brasilera permite que haya una jornada de 12 horas y mediante
“negociación” individual, que sabemos que no es, precisamente, negociación sino
imposición.
Dos cuestiones más de las
esenciales
Indemnización:
Cabe aclarar que el sistema de
indemnización brasilero es y era muy distinto al argentino.
El sistema previo a la actual
reforma era bastante parecido al que tiene UOCRA. El trabajador despedido sin
justa causa se llevaba lo que había acumulado en el fondo de garantia, más una
multa del 40% y el derecho al seguro de desempleo hasta conseguir un nuevo
trabajo.
La reforma solo da la opción- en
el caso de despido sin causa – de llevarse el 80% del fondo de garantia y el
20% restante queda como una especie de seguro por desempleo.
En el esquema indemnizatorio,
como se puede ver, Brasil ya tenía un sistema más que flexible. Lo que implica
que el liberalismo es insaciable y su visión de las relaciones laborales es la
de la Revolución Industrial.
Desde el punto de vista colectivo
todas las reformas que hay al derecho individual, erosionan e hieren de
gravedad al derecho colectivo y sindical.
Sin embargo, hay dos ataques
directos al mismo.
Uno claramente ligado a la
posibilidad de financiación de los sindicatos, quitándoles las contribuciones
de solidaridad.
Con ello que se coarta delicadamente,
la potencialidad de conflicto, de realizar medidas de acción directa restándole,
asimismo, poder de negociación.
La segunda es priorizar los
acuerdos individuales o plurindividuales por sobre la negociación colectiva e
inclusive por sobre el Código Legal del Trabajo.
Esto hace retroceder al derecho
del trabajo 130 años, preguntándonos sin en Brasil, realmente, es un derecho a
partir de esta reforma
El escenario
político y democrático de un país se mide, fundamentalmente, en cómo se tratan
los derechos sociales y laborales.
Brasil
demuestra, en la región, la peor de las caras del capitalismo liberal regional,
con un avance y ataque a la cuestión social sin precedentes desde la reinstalación
de la democracia formal en el pais vecino.
Hay otras reformas que podriamos
nombrar como la de licencia por maternidad, el transporte al lugar del trabajo,
la responsabilidad – irresponsabilidad – del empleador ante accidentes e
higiene y seguridad laboral, entre otros.
Lo que debe quedar en claro es
que esto no es una reforma laboral más. En si mismo, no es una reforma laboral.
Es la ruptura del derecho laboral en el sistema del Estado de Derecho. Es la
eliminación lisa y llana del Derecho del Trabajo.
Nos encontramos ante un banco de
pruebas, ejemplarizador y con intención de proyección a todo Latinoamérica.
Esto porque estas reformas se
llevan a cabo en la primer potencia económica, donde se la trasviste de
democrática.
La misma solo pudo realizarse por
la destitución de Dilma Roussef, lo que significó, para los sectores populares
de Brasil, una gran derrota desmoralizadora.
Otro de los problemas que tiene
Brasil es la desconcentración sindical. Mientras que en Argentina hay 1500
sindicatos con la cualidad de representación colectiva, en Brasil hay 17.000.
Volver al sistema de relaciones
laborales de la Revolución Industrial es lo que el liberalismo manifiesta que
es el futuro, ese es el proyecto de máxima. Entendiendo que con ello el
desempleo solo será un recuerdo, en cuanto estas reformas se pongan en
funcionamiento.
Claro, los trabajadores tampoco
tendrán derechos y, la sociedad “moderna” se derrumbaría por completo.
Al liberalismo no le importa la
democracia. Esta es solo un instrumento para llegar a la falta de límites en la
explotación de los trabajadores y maximización de ganancias. Si ese instrumento
no alcanza, se utilizará otro otros.
Es evidente que en Ecuador,
Paraguay, Bolivia, Veneuela, Brasil y Argentina el autoritarismo liberal ha
atacado y ataca a los gobiernos populares, desde lo semántico- creando
imaginarios despectivos sobre ciertas palabras y conceptos- populismo por
ejemplo como el más utilizado.
En dos de estos paises han
llegado a la destitución de presidentes votados por mayoria popular mediante
amañados juicios politicos – impeachment – en el caso de Brasil. Juicio
Politico en el caso de Fernando Lugo.
En ninguno de los dos casos, los
cargos imputados tuvieron que ver con su falta idoneidad para ejercer el cargo.
Ello implica golpes de Estado disfrazados.
En Brasil y en Argentina se ataca
judicialmente a quienes potencialmente podrian ser los futuros presidentes, en
las próximas elecciones.
Así se lo Juzga a Lula en Brasil
y se la persigue Judicialmente a Cristina Fernandez, con los adlatares de los
medios de comunicación, para que los políticos que responden a los sectores
dominantes realicen denuncias constantes contra ellos que, casualmente, caen
siempre con los mismo fiscales y los mismos jueces.
Sin perjuicio de ello la proyección
anti democrática que se ha dado en Brasil, va a ser mucha más dificil de
implementrla en la Argentina.
La fortaleza sindical es la más
grande en casi todo el mundo, la que ha creado las mayores conquistas en
Latinoamérica.
Pero es probable que ello se
intente. La represión en PepsiCo, asi como en la mayoría de las movilizaciones
sociales es, simplemente, la muestra de como va a reaccionar el proyecto
capitalista liberal.
Como he sostenido y sostengo, una
democracia sustantiva, solo puede medirse en cómo se desarrolla el sistema de
relaciones laborales.
Si la puja es por la distribución
del ingreso, o si esta lo es por la pobreza y la defensa de los puestos de
trabajo, será el sistema democrático en que estemos viviendo.
En estas elecciones muchos de los
candidatos hablan de ponerle un freno a este proyecto.
Algunos con más credibilidad que otros,
pero la democracia no se acaba en las urnas, se construye día a día y con mucha
militancia.
Quedarse en las urnas, es
quedarse en la “democracia formal”, pero si a eso no se le da sustancia, no es
democracia.
Si se “apalean” los derechos de
los trabajadore hasta, practicamte, destruirlos es claro que la democracia es
inexistente.
Eliminar el derecho del trabajo o
reducirlo a su mínima expresión, es eliminar la democracia.
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