Dos cuestiones simbólicas:
1)
No en vano el
Diario La Nación
se autotitula “Tribuna de Doctrina”. En ese sentido es uno de los medios más
“sinceros”, nunca fue parte de la mal llamada “prensa independiente”.
¿Tribuna de Doctrina de quién? De todo proyecto conservador o liberal –
conservador.
Primero de los proyectos oligárquicos y después
tribuna de doctrina de todo proyecto antipopular.
En fin representante “doctrinario”
de la clase dominante de turno.
2)
Ha elegido
sacar un artículo que “vestido” de “eclecticismo” apunta a destruir el corazón
del modelo laboral y sindical argentino ícono del peronismo, el día que se
conmemora la desaparicón física de Eva Duarte de Perón EVITA.
Nada es casual y hasta ese punto llega el anatagonismo doctrinario de
clase.
Más allá de las cuestiones simbólicas pasemos al análisis del editorial.
Ya desde el título mismo arranca con una precisión doctrinaria donde no
cabe otra posibilidad que hacer lo que el artículo propone: “Un Cambio INDISPENSABLE
en las Relaciones Laborales”.
Ello implica que es un cambio del que no se puede “prescindir”, por lo
tanto conlleva un determinismo indefectible con lo cual el sistema de
relaciones laborales, sin esta modificación, no podría funcionar efeciente y
eficazmente.
Por supuesto, que para camuflar la precarización laboral a la que se quiere
llevar al modelo laboral, la redacción del editorial está adornada de ciertos
adjetivos, términos, conceptos que pretende hacer creer que hay cierta lógica
protectoria en la propuesta.
Sin embargo, como iremos desgranando en este pequeño analisis, no es más
que otra vuelta de tuerca a las “soluciones” propuestas en el 76 y en los 90.
Salvo la alusión a la “herencia recibida”, se vuelve, a los efectos de
reformar las relaciones laborales a mencionar “el aumento del empleo privado”;
“la mejora en la competitividad”; el aliento a la inversión y el aumento de
“productividad”, vocablos muy noventistas y MatinezHozistas
¿Y que hace falta para eso? Reformar el modelo laboral a nivel individual y
colectivo.
¿Pero que significa para “La
Nación ” – para la
Tribuna de Doctrina – esa modificación?
No significa otra cosa que la pérdida de derechos de los trabajadores, su
flexibilización, su precarización y minar su fuerza colectiva.
¿Por qué nos animamos a decir tal cosa?
El primer avance de ello está en el primer párrafo del editorial “Se requieren modificaciones legales y
estructurales, tanto en las reglas de alcance individual sobre el trabajador,
como en las que hacen a los acuerdos colectivos…” Esta frase viniendo
de este diario queda claro adonde apunta. Si aún tuviesemos alguna duda de cual
es su dirección proseguiremos examinando el texto del artículo.
Este primer avance es el contenido general conceptual
de lo que la clase dominante pretende hacer con las relaciones laborales.
A continuación manifiesta que la causa fundamental
para la creación de empleo si bien radica en un motivo, meramente económico –
inversión + crecimiento – el modelo laboral no puede desalentar las
inversiones.
Esta afirmación es parte de las zonceras liberales a
saber:
a)
Si nos
situamos en el período 76 – 83 nos encontramos con relaciones laborales
hiperflexibilizadas: imposibilidad de accionar de los sindicatos; eliminación
de las paritarias; eliminación de los convenios colectivos de trabajo sin
embargo no hubo inversión, ni crecimiento y mucho menos creación de empleo.
b)
Si nos
situamos en la década del noventa nos encontramos con flexibilización de las
normas laborales; distintas formas de contratación que iban en contra del
principio de indeterminación del contrato de trabajo; multifuncinalidad y
polivalencia funcional de los trabajadores; descentralización de la negociación
colectiva; casi nulas paritarias y obligación de las que se hicieran, se
hicieran por empresa y por productividad; crecimiento macroeconómico hasta 1996
y sin embargo no hubo inversión genuina – porque la “inversión” mayor fue sobre
las empresas privatizadas -; en algunas automotrices y después lo que mal se
llama “inversión” especulativa y altísimo nivel de desempleo a partir de 1995
cuando se verificó el mayor crecimiento macroeconómico del perído de
convertibilidad.
Como iremos viendo son las mismas propuestas que se
encuentran en esta nota editorial que estamos analizando.
Obviamos, los párrafos que hablan de la
democratización sindical porque si hay algo que le importa muy poco a La Nación es si estos se
democratizan o no, sino si estos pierden fuerzas o no y, probablemente, cuando
habla de democratización habla de “dispersión” sindical.
Un punto central a desagregar que se conecta con
varios puntos más de la propuesta de “La Nación ” es el siguiente:
“…toda imposición o carga sobre el salario induce a la
sustitución de mano de obra por capital, afectando el nivel de empleo…”.
En esta afirmación – inteligentemente armada – incluye
no solo al empleador, sino al trabajador argumentando que ello redunda en una
disminución salarial.
Veamos: ¿Cuáles son esas imposiciones?
i)
Jubilación
ii)
Obra Social
iii)
ART
iv)
PAMI
v)
Subsidios
Familiares.
Sin embargo, en este sentido “La Tribuna de Doctrina”
estaría planteando: a) Eliminar el sistema jubilitario – por lo menos el
financiado por los aportes y contribuciones -; b) Que los trabajadores no
tengan Obra Social, o sea que al ya colapsado sistema de saluda pública sea
imposible acceder al mismo y, por lo tanto la clase obrera no tenga acceso a la
salud e, indirectamente, restarle poder a los sindicatos; c) Que los
trabajadores no tengan cobertura por accidentes de trabajo; d) Que los
jubilados no tengan Obra Social y recaigan en el sistema de salud pública a
quien los gobiernos liberales viven desfinanciando, sumándole lo dicho en b);
Que los trabajadores ante contingencias de nacimiento, embarazo, muerte, escolaridad,
etc no tengan cobertura extraordinaria.
A “La
Nación ” que los trabajadores cobren més a mes los porcentajes
que se les retiene le “parece” – pretende hacer parecer - un aumento de salario
comparado con todos los beneficios que esos “descuentos” brindan.
Esos “descuentos” han sido bien conceptualizados por
la doctrina laboral como salario diferido.
Un solo ejemplo tira por tierra cualquier argumento a
favor al respecto.
Si el hijo de un trabajador tiene una apendicitis ¿
Cuanto cuesta llevarla a cabo en un sanatorio privado? ¿Y cuanto cuesta hacerlo
en una Obra Social?
En lo personal en la primera no sé, efectivamente,
cual es el costo, pero seguro algunos miles de pesos, en la segunda nada.
¿Cuantos meses de aportes serían ese costo, años y años, probablemente? O ¿
Cuanto cuesta una buena medicina prepaga para un grupo familiar tipo?. Miles y
miles de pesos al año.
Ahora bien, si bien “La Tribuna de Doctrina” prevé
que esto es de máxima ya veremos que nada es dicho al azar.
El hecho de estas eliminaciones tiene un sentido y es
la idea de crear – para esto si “contribuimos” – un sistema contributivo de
ahorro en el que participe tanto el empleador como el trabajador ¿para qué?
Para sustituir la indemnización por despido, estilo el sistema de la construcción.
Obviamente el DUEÑO de este fondo sería el trabajador
y estaría administrado por un ente autónomo “transparente” que nadie sabe que
porcentaje cobraría por administrar y ¿quien pondría la plata de esa comisión?.
Ah!! Ustedes creen que va a ser el DUEÑO del
fondo?...!
Acá está una de las claves por las cuales sacar los
aportes y contribuciones a la seguridad social.
Si, además, por una de esas casi imposibles
casualidades, el fondo se mantuviera sin utilizar porque nunca se prescindió
del trabajador, magnánimamente, este podrá convertirse al momento de jubilarse
en una renta vitalicia.
Otro de los puntales en el plano individual sería el
MANUAL FLEXIBILIZADOR DE LA RELACIÓN INDIVIDUAL DE TRABAJO.
- Contratos
Flexibles (en algún momento llamados basura) - Jornada Flexible – Polivalencia
funcional – Multifuncionalidad:
Una de las modalidades de contrato flexible
ya se trata de implementar en Mac Donald bajo la figura de la “pasantía”.
Más lo que sería contrato a plazo fijo
flexible – o sea sin límite de tiempo máximo -; otros “tipos de contratación
modulares” que son todos eficaces para la promoción del empleo y la reducción
de los costos laborales.
La experiencia nos ha demostrado, no sólo
en la Argentina
sino en otras partes del mundo que sino hay promoción real, por parte del
estado del empleo apuntando al mercado productivo interno NO HAY CREACIÓN DE
EMPLEO -.
Esas experiencias sólo han demostrado la
sustitución de trabajo por tiempo indeterminado, por trabajo precarizado y si
reducción de algunos costos empresarios, pero nunca reducción del desempleo.
Por el contrario ello, sumado a las
jornadas flexibles, así como a la polivalencia funcional y multifuncionalidad
laboral que se pretenden, desalientan la demanda de empleo porque con ellas se
puede sustirtuir, tranquilamente, mano de obra, siendo la consecuencia de la
aplicación de este tipo de organización del trabajo, no la creación de empleo,
sino la expulsión de esa mano de obra.
Porque un sistema como este necesita del
desempleo, necesita de un importante “ejercito de reserva laboral” para
mantener en pie la flexibilización y la precarización laboral, así como el disciplinamiento
de los trabajadores con el objeto de obstruir el conflicto laboral.
Pero como bien indica el Diario de la Clase dominante el punto
fundamental se encuentra en la reforma de la cuestión colectiva.
Se debe desarticular el modelo sindical argentino; se
debe atacar el principio de concentración sindical y fundamentalmente,
descentralizar la negociación colectiva, llevando la primacía de la negociación
al nivel menor, o sea a la empresa.
Para esto – ya descartando que el nivel de negociación
debe ser el de la empresa – “La
Nación expresa”: “…ello debe realizarse
entre interlocutores genuinos, que aunque tengan intereses distintos, estén
finalmente alineados en la búsqueda del éxito de la empresa a la que
pertenecen…”.
Lo puesto en papel presupone entonces: Negociación por
empresa e interlocutores “genuinos”.
¿Quiénes serían los interlocutores genuinos, que aunque
tengan intereses distintos, estém finalmente alineados en la búsqueda del éxito
de la empresa a la que pertencen?
Deberíamos responder, entonces, ¿Los trabajadores de
la empresa? ¿Ellos conjuntamente o lo que hoy denominamos comisión gremial
interna y eliminamos la personería gremial? ¿Cuál sería esa reforma?.
Hay algo que está claro descentralización y
negociación en la empresa, pero con los trabajadores de la empresa: ¿El formato
jurídico? Lo vemos después.
Pero hay un indicio los empleadores no quieren
“atomización” en la empresa que promuevan una competencia entre dirigentes sindicales
que quieran más y más. A esta altura ya parece un Sketch de Capussotto.
Termina la cuestión colectiva expresando:
a)
La negociación
descentralizada debe ser un motor de la reformulación del modelo de relaciones
laborales.
O sea al centrar la negociación en la
empresa y sacarla de la esfera del Sindicato con personería gremial, se
pretende desconcentrar la fuerza y dividir al colectivo de trabajadores,
disminuir la capacidad de negociación; romper los lazos de solidaridad y, por
lo tanto nulificar u obstruir al máximo la capacidad de conflicto.
b)
Debe eliminarse la
obligatoriedad de la homologación de la autoridad administrativa.
Por qué la eliminación de esta? Es muy
simple porque lo que la homologación hace es controlar si el acuerdo cumple con
el orden público laboral. O sea ese orden legal mínimo que impone la ley de
contrato de trabajo que no puede ser suprimido por acuerdo de partes. Y la idea
flexibilizadora de esta reforma, pretendiendo una modificación de las
relaciones individuales de trabajo parece que no alcanza, sino que además
podría ser más profunda si las partes se “ponen de acuerdo”.
Ya hemos aludido que un modelo de este tipo
necesita de la desocupación y que ello genera disciplinamiento de los
trabajadores y lo que en derecho del trabajo se ha dado en llamar “temor
reverencial”.
Para ser más claros una de sus
manifestaciones es el temor a perder el empleo ante contextos desfavorables y
una “posible” amenaza del empleador.
Motivo por el cual al desplazarse la
negociación a la empresa y haber un ejercito de desocupados esperando,
cualquier negociación en el ámbito menor, realizada por los trabajadores de la
empresa estará viciada y, casí seguramente, irá en contra de sus derechos o se
negociará lo “mínimo indispensable para su subsistencia” al decir del
Presidente de la Nación.
La voracidad, expresada por el Diario La Nación , de la clase
dominante no tiene límites.
Nuestra legislación laboral ya es flexible pero ello
nunca alcanza. La contratación es cierto es por tiempo indeterminado como regla
general pero si concurren las condiciones que la ley dice hay excepciones.
Además la estabilidad laboral no existe. No hay
estabilidad impropia, la estabilidad es estabilidad o no hay estabilidad. Si
hay estabilidad su contracara no es otra que la reincorporación no um precio
por el despido.
Ponerle un precio al despido implica una salida
flexible. Es la reforma que se negoció en el 74 propuesta por los propios
empleadores ante el anteproyecto de ley que establecía sí la establidad en el
empleo del trabajador.
A lo largo de la historia de las relaciones laborales
en el país hubo varios tiempos de bonanza.
La llamada Argentina del Centenario era un país macroeconómicamente
próspero, con una legislación laboral prácticamente inexistente con alto
desempleo y pobreza creciente.
La ganancia de esa bonanza nunca “derramó”. Los grupos
de poder no reparten si los trabajadores no tienen sindicatos fuertes.
Paradójicamente los únicos períodos de bonanza donde
menos desocupación hubo, menor distancia entre ricos y pobres hubo, mejor
distribución de la ririqueza hubo fue cuando los trabajadores sumaron y
avanzaron en derchos, no cuando fueron flexibilizados.
Cuando más fuertes fueron los sindicatos, más derechos
obtuvieron los trabajadores, más y mejores salarios tuvieron y mayor
crecimiento tuvo el país. 1945 – 1955 / 2003 – 2015.
Esos sindicatos han sido y son por regla general los
sindicatos con personería gremial por rama de actividad que, también por regla
general negocian en la actividad y, posteriormente, pueden articular en el
ámbito menor con participación de los delegados o comisión gremial interna.
Ello para que los trabajadores no pierdan poder de negociación.
Si el Capital, como siempre lo ha hecho tiende a
concentrarse, más allá que se vaya diversificando en distintas empresas, no se
puede desconcentrar la fuerza de los trabajadores.
Esto pretendida reforma busca, lisa y llanamente su
debilitamiento – el de los sindicatos y los trabajadores en forma individual y
colectiva - y allí radica, posteriormente, el fundamente fáctico de la
flexibilización y retroalimentación de la debilidad de los trabajadores.
BLACK CANARY
La única verdad es la realidad. HLVS kumpa. Excelente editorial.
ResponderEliminarMuchísimas Gracias!!! Y como siempre gracias por tomarte el tiempo de leerla, sobre todo este que es bastante largo!
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