Aumentos de
Salario e Inflación.-
Muchas veces se recurre a
muletillas, o más bien dicho como diría “Don Arturo” a zonceras que se instalan
y terminan como “verdades reveladas”.
Una de ellas es que los aumentos
de salarios presionan sobre el mercado y el consumo tendiendo a producir brotes
o rebrotes inflacionarios.
La zoncera se caracteriza por
tener algún basamento real, sobre la cual se construye un sofisma para
instalarse como verdad.
Y en cierta lógica lineal
pareciera tener cierto sentido que si se aumentan los sueldos pueden aumentar
los precios y dispararse la inflación.
Muchos economistas liberales
construyen sobre esta lógica para arengar que los aumentos de salarios pueden
producir distorsiones importantes en el mercado y, por lo tanto, desbalancear
la ecuación.
Es por ello que en los períodos
dictatoriales y/o neoliberales es donde más fuerza cobra la idea de eliminar
las negociación colectiva y la negociación salarial o, en ciertos casos, más sutilmente,
atar los aumentos de salarios a un concepto que tiene miles de aplicaciones
como lo es la productividad.
Esta idea siempre es acompañada
además con una segura reforma que involucre reducción de indemnizaciones,
modificación de la negociación colectiva etc. ( Ver las reformas que se
pretenden aplicar en España o ahondar en las relaciones laborales que se
plantearon cono corolario en la década del 90 en nuestro país.)
Todo ello tiene su
complementación en un posterior laissaiz faire, laissaiz pasaire ( dejar hacer,
dejar pasar ) que hace a la consustanciación y reinado del “Dios Mercatum”.
Esa lógica para defenestrar los
reclamos y aumentos salariales se sustentan, precisamente, en una lógica de
mercado que poco tiene que ver con la realidad.
Para poner un ejemplo, mucho se
ha hablado de la participación en las ganancias, pero los empresarios no se
oponen a ella por una posible mínima, casi miníscula, exacción de su plusvalía,
sino porque ello conlleva revelar información a los trabajadores, para que
estos, efectivamente, puedan controlar si se aplica bien la ecuación ganancial.
¿Porque traigo a colación este
ejemplo?
Porque la información es esencial
en cualquier estamento y mucho más en el ámbito de las relaciones laborales.
Porque en realidad es una falacia
afirmar que los aumentos salariales “per
se” generan o impulsan decisivamente la inflación.
Para ver la incidencia de un
aumento salarial respecto de la inflación, lo primero que hay que ver es como
se diseña la estructura de costos de una empresa y de una actividad.
Por lo general, salvo excepciones
claro está, la incidencia en el costo de un aumento como los que se han venido
dando y como los que se reclaman no generan efectivamente grandes impactos en
la estructura de costos, motivo por el cual poco se puede argüir desde ese lugar
sobre un posible impacto inflacionario.
Si el impacto en la estructura de
costo no es grande, mucho menor lo es en la cadena de valor por lo tanto queda
claro que los aumentos salariales, desde ese punto de vista, no generan, ni le
dan impulso a la inflación, por lo menos en forma directa.
La otra cuestión que queda –
porque la lógica de mercado así lo exige – es: Entendido que el aumento por si
mismo no genera inflación, lo cierto es que hay más plata en la calle y más
demanda y, como lo bienes son escasos, en la medida que se los demandan estos
tienden a aumentar.
Esta es otra de las “máximas” de
mercado cuya respuesta es más simple de lo que parece, los bienes son escasos
si no se los produce y habiendo capacidad para producirlos no debieran ser escasos.
En tal sentido es importante
analizar la cadena de valor y es allí donde encontraremos la respuesta sobre
los aumentos de precios y, es allí donde se debe actuar.
Si la cadena de valor se
encuentra “saturada” de intermediarios y, además, los principales productos se
encuentran oligopolizados en su producción, distribución y/o comercialización
tendremos que en realidad “El Mercado” no es un lugar donde juegan libremente
la oferta y la demanda, sino que son decisiones de política emresarial que se
entremezclan con las de política a secas donde los precios aumentan por tales
decisiones, que además – salvo alguna batalla comercial concreta, por mayor
concentración en el mal llamado Mercado – se cartelizan.
Lo que hace que en realidad ese
imaginario llamado mercado no exista como tal y, por supuesto, sus leyes
tampoco.
En tal sentido es claro y
evidente que los aumentos salariales y por lo tanto tanto los reclamos de esa
índole, como la negociación salarial no juegan, en verdad, un papel importante
en la formación de precios.
En realidad cuando mediáticamente
y desde el establishmente se les asigna ese rol es porque se está atacando la
redistribución de la renta y los ingresos, pero además se ataca el actual
modelo de acumulación para volver a reinstaurar modelos – que no fracasaron,
porque los que tenían que ganar ganaron – antipopulares como se está viendo en
la Unión Europea.
Carlos Luis Robinson Marin
Especialista en Derecho Sindical
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