lunes, 1 de agosto de 2011

POBRE FITO!!! REFLEXIÓN PARA LA MILITANCIA


“Pobre Fito”: Un nuevo aporte para la discusión.-

Si nos rigieramos por el sentimiento de Fito Paez, estaríamos muy pero muy complicados, puesto que el sentimiento de asco se habría elevado en 18 %, pasando a un nivel que casi estaría que sobrepasa la nausea y entrá en el plano, perdón por la escatología, del vómito liso y llano.

Según en INAPFP ( Indice de nivel de asco porteño método Fito Paez) cuando este sobrepasa el 50 % estamos en el estadío del vómito liso y llano.

Sin embargo, la política no se basa en los sentimientos primarios y, por lo tanto ese tipo las sensaciones y emociones deben ser debidamente procesadas en función de canalizarlas en términos de construcción.

Desde el punto de vista electoral – después del resultado del 10 Julio – nadie puede decir que este 65/35 es un resultado que sorprenda y/o que estuviesen fuera del abanico de posibilidades, siendo el mismo – mirando como fue la composición del voto del electorado de Capital – casí el más posible de todos.

Todos sabíamos que el esfuerzo estaba centrado en reducir la brecha lo mayor que fuera posible, donde las esperanzas estaban depositadas en quebrar el 40 % para no “regalarle” a Macri seis decenas, pero que era una empresa muy poco probable.

En síntesis, no ha ocurrido nada que no fuera, francamente, previsible.

¿Cual ha sido nuestro/s defecto/s? ¿Por qué no le hemos podido llegar a la ciudadanía?

La respuesta, si bien más trabajada en mis reflexiones anteriores las cuales por las dudas adjuntaré a estas con su archivo correspondiente, es bastante “simple” y está basada en la construcción de poder.

La derecha construye poder desde un lugar diferente al nuestro: ella es la propietaria – en mayoría considerable - de los medios de producción; ella es la propietaria, en forma hegemónica, de los medios de comunicación; ella es la propietaria de los medios formativos – sean públicos o privados -; ella es la que ha construido el sentido común de la sociedad basado en un esquema capitalista e individualista que tuvo una pequeña cuña con el Yrigoyenismo y un quiebre importante con el Peronismo del período 45/55, que alcanzó para que hoy aún subsiste una memoria y conciencia colectiva nacional y popular, pero que debe ser alimentada y retroalimentada en forma permanente.

Ahora bien, lo que na hay que perder de vista es que, esa memoria y esa conciencia colectiva tuvo, históricamente, poca penetración en el conglomerado porteño – Por ejemplo en 1973 Cuando la fórmula Perón – Perón saca el 62 % de los votos, la Capital le es esquiva -.

Pero también podemos poner puntos comprativos  - para salir del “microclima” argentino – a nivel internacional: Salvador Allende, pierde en Santiago de Chile y Lula, que se va con una imagen positiva del Gobierno  del 80 % pierde en San Pablo.

Estos ejemplos, por supuesto no son para aludir que “mal de muchos consuelo de tontos”, pero son datos duros que permiten ver que determinadas conglemeraciones urbanas con cierto peso específico – más allá de la cantidad de habitantes – en el espacio político tienen una dinámica compleja y peculiar que hace mucho más deificil la penetración de un discurso nacional y popular.

Como, dijeramos en párrafos precedentes, la derecha construye poder desde una poderosa superestructura de la cual nosotros carecemos, o que en términos comparativos es muy pequeña.

La utilización de esa superestructura está dirigida a la creación de un sentido común, de potenciar: lo individual por sobre lo colectivo, lo ascéptico frente a todo aquello que define y contempa mayor contenido, las imágenes ahistoricas insuflándoles “contenidos” históricos; promoviendo acciones antidemocraticas, disfrazandolas de democráticas y viceversa – Look out patronal frente a huelgas y reclamos sociales -, etc.

¿Cómo es nuestra construcción de poder?

Nuestra forma de construcción de poder esta basada en el trabajo cotidiano, más dificil de comunicarlo, más dificil de transmitirlo, pero donde hace base más permanente en términos de memoria colectiva.

Este resurgimiento de hoy, de la posibilidad de ir re- proyectando una Patria Nacional y Popular fue fruto de años y años de militancia, de resistencia y de conciencia histórica que a pesar de la cruenta dictadura y de la profunda reforma cultural y política de la década del 90 hoy podemos gritar a los cuatro vientos: “no nos han vencido”.

Ahora bien, lo que también es cierto es que para que este proyecto – sobre todo en la Ciudad Autónoma – pueda ganar elecciones tiene que ser fruto de un trabajo consecuente, dedicado, ininterrumpido y coordinado desde la base hasta la superestructura, con prioridad en la base, pero sumamente retroalimentado.

En CABA no le alcanza al Proyecto Nacional y Popular tener un buen candidato o, un buena plataforma o un buen esperítu crítico.

Hace falta trabajar día a día la ciudad, coordinar acciones y proyectos con los legisladores, y ahora con los comuneros. Estas acciones no se puede reducir a instalrlas en la etapa electoral porque esa es la forma de contrucción de los partidos tradicionales que a nosostros no nos sirven y, solo cosecharemos los frutos . como ha sido esta eleccion – de aquellos que están convencidos del proyecto o que por alguna razón se sienten cerca.

Si lo vemos desde allí solo resta mirar y analizar que hemos hecho del 2003 al 2011, en términos de trabajo concreto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – más allá de la predisposición y laburo de muchos compañeros, que no dejan de ser arrestos aislados - .

Haciendo retrospectiva es fácil decir que poco y nada se ha hecho salvo en los momento álgidos eleccionarios. Esta claro que en nuestra forma de construir poder el resultado no podía ser otro que el que se dio, aunque las esperanzas sean lo último que se pierdan.

Tampoco podemos perder de vista que el PRO recibe, indirectamente, los beneficios de nuestro proyecto instalado en el 2003 en términos de bonanza economica y bienestar general, que en ciertos casos ayuda a esconder – con complicidad miedática de por medio – muchos de los horrores de gobierno.

Desde otro punto de vista, no podemos perder de vista que esta fuerza, en términos electorales ha cosechado y podemos presumirlo como propio del espacio un 27 % de los votantes, que pueden ser elevado a una base del 35 % si hacemos un poquito mejor las cosas.

No es una mala base para EMPEZAR a trabajar y lo a digo con mayúsculas, porque es muy cierto que no es que nuestro trabajo no se ha visto, sino que no hemos laburado, más allá de la etapa electoral.

Quiero que se entienda, cuando digo no trabajamos, lo digo como colectivo general, no señalando a una u otra comuna.

Pero si sin trabajo podemos aspirar a una base que va del 27 al 35 %, tenemos un importante plafón desde donde construir, la discusión hoy pasa por como consolidamos esa base y la ampliamos con vistas al futuro.

Tenemos todo para construir también e Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo nuestro es el trabajo colectivo con vocación de hormiga, por eso el INAPFP ( Indice de nivel de asco porteño método Fito Paez), no es algo que nos atañe.

Solamente, debemos confiar en nuestro poder de construcción y en una capacidad coordinada de organizar y conducir.

De esta forma la victoria en CABA llegará más temprano que tarde.

Hasta la victoria compeñeros.

Carlos Marin.

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