Ciertos economistas liberales “desparraman”, por todo
programa al que pueden asistir, que el “costo” del salario, de los aportes y
contribuciones, así como de las indemnizaciones y licencias son perjudiciales
para el crecimiento – desarrollo – del país y la creación de empleo.
Con este discurso pretenden justificar la necesidad de un
contra reforma laboral, eliminando normas del trabajo que protege el desbalance
que existe entre el capital y el trabajo, a favor del
trabajador.
Este “speach” pretende medir o abarcar, en términos
económicos, normas de valor social.
Previo a desentrañar lo que acabamos de detallar, debemos
mencionar que, estos economistas para fundamentar sus dichos utilizan mucho la
siguiente muletilla: “Así lo establece LA TEORÍA ECONÓMICA”.
He visto que en esas discusiones, militantes o cuadros del
campo nacional y popular no rebaten esta idea – LA TEORÍA ECONÓMICA – que
pretende imponer el pensamiento único a nivel de la economía.
No exista LA teoría económica, existen teorías económicas y
la liberal es una de ellas.
Es algo que nuestros compañeros deben dejar en
claro, cuando el “universalismo” económico liberal sale a la palestra en el
debate.
Dicho esto la relación Capital – Trabajo tiene dos aristas:
a)
La económica.
b)
La Social.
Sin embargo, el liberalismo quiere subordinar la cuestión
social a la económica. Cuando hablamos de cuestión social, en este contexto, lo
hacemos desde el punto de vista de las normas laborales y su carácter
protectorio en un marco capitalista.
En este sentido la relación crecimiento – empleo VS derecho
del trabajo es un falso debate.
En primer lugar:
El Derecho del Trabajo, es un derecho social y no un
derecho económico. Tiene un único sentido; ese sentido es la protección del
trabajador frente a la inmensa fortaleza del Capital.
Poner esa protección en un debate de índole económico,
desnaturaliza el mismo debate y “esconde” la pretensión de eliminar la tutela a
favor del trabajador.
Esto tiene como consecuencia, la descalificación al
derecho laboral como herramienta en las relaciones de producción.
Ello invierte la ecuación y, pasaríamos de esta manera, del derecho del trabajo al derecho de la empresa.
Por eso uno de los conceptos que trata de imponer el
liberalismo en esta contra reforma, es el de “liberación de las fuerzas
productivas”, o sea, los trabajadores librados a la buena de Dios, que es lo
mismo que estar a un pasito nomás de la esclavitud.
Para el liberalismo el mejor régimen laboral es el que no
existe, pero no por una cuestión que impida el desarrollo de un país, sino por
cuestión meramente, ideológica.
En segundo lugar:
Ello nos lleva a un segundo enunciado que es:
Ni la
inexistencia de normas laborales o la existencia de normas del trabajo
flexibles ó “rígidas” tienen como
consecuencia el desarrollo productivo de un país, su crecimiento y creación de
empleo.
Para ello el liberalismo recurre a una subzoncera: el
ejemplo de algunos países desarrollados.
Pero tan "zonza es esta zoncera" que si nos prendiéramos en
esa discusión, entraríamos en una “guerra” de países con la que demostraríamos,
lo absurda que es esta posición liberal.
Es así que el otro día escuche en un programa de televisión
– por parte de un economista - el ejemplo de EEUU y Dinamarca como modelos de
países desarrollados gracias a sus normas laborales flexibles.
Uno a veces no sabe, si nos toman por tontos - no quiero plagiar el estilo Navarro -, si realmente
creen en lo que dicen o no tienen ni la menor idea de lo que hablan.
Analizar el desarrollo de un país como consecuencia directa
de sus normas laborales, es un razonamiento lineal insostenible y que, no tiene
ninguna base científica corroborable.
Así como este economista plantea en esa linealidad a EEUU y
Dinamarca, uno puede oponerles a Suecia, Alemania, Italia, como ejemplo de lo
contrario.
También puede oponersele la Argentina del 2003 al 2013 con un
avance de su matriz productiva, un importante progreso del salario real y una fenomenal caída del desempleo del 25% al
6,9% con las “terribles” normas rígidas del derecho del trabajo autóctono.
Ello significa que las normas protectorias son directamente
proporcional al desarrollo, crecimiento y creación de empleo? No.
Significa que son un impedimento para el desarrollo,
crecimiento y creación de empleo? Tampoco.
Las normas laborales más o menos protectorias lo que
implican son un mensaje:
Si se quiere una relación laboral más cercana a lo humano o
si se quiere una relación laboral cuyo objetivo es el sojuzgamiento del trabajo
al capital.
Lo que está en juego es la mayor o menor rentabilidad, no la falta de rentabilidad. En términos marxistas es hasta donde llega la plusvalía.
La protección del trabajador, la participación sindical y
la negociación colectiva es directamente proporcional al concepto de democracia
en una sociedad.
Cuanto más distribución del ingreso haya; cuanto más
protectorias sean las normas respecto del trabajador; cuanto más participación sindical haya; cuanto más la negociación colectiva, en condiciones de paridad, sea la salida
al conflicto, más democracia habrá en un país.
En tercer lugar:
El desarrollo de un país depende de varios factores y
desafíos, cuya solución depende de la política y, posteriormente, de la
política económica.
Factores:
Ø
Un país dependiente – hoy en día esa dependencia
se verifica en su endeudamiento y la capacidad de maniobra que esta le deja –
no puede ser un país desarrollado.
Ø
Análisis de sus recursos naturales, servicios y
productivos e independencia con los que se puede contar con ellos.
Ø
Política Económica independiente para llevar a
cabo una política productiva que pueda satisfacer a un mercado interno fuerte e,
idealmente, al mercado externo.
Ø
Sustitución de importaciones.
Políticas:
Para ello la orientación ideológica de las políticas a llevar
a cabo es fundamental – verdad de perogrullo si las hay -.
ü
Desendeudamiento Externo.
ü
Políticas y recursos del presupuesto nacional
deben estar orientados a subsidiar – si subsidiar – determinadas actividades y
empresas que puedan poner en marcha una rueda productiva virtuosa.
ü
Política salarial estatal progresiva y regularización
del personal del Estado.
ü
Promoción de la negociación salarial a nivel
privado.
ü
Subsidios de luz, agua, gas y transporte que
terminan siendo un alivio parta el aparato productivo y un salario indirecto
para los trabajadores.
ü
Política ferroviaria con visión de expansión
nacional e internacional.
ü
Atención de determinadas economías regionales –
no de todas, puesto que algunas de ellas son economías desarrolladas -.
ü
Creación de fondos de crisis para palear situaciones
como inundaciones, sequías y otras catástrofes naturales que impidan el normal
desenvolvimiento de la economía.
ü
Plan Nacional de Medicamentos para sectores vulnerables
– jubilados, pensionados, pobres, indigentes, discapacitados –
La puesta en marcha de este tipo de políticas, son
precisamente, decisiones políticas de inmediato, mediano y largo alcance que
nada tienen que ver con el derecho del trabajo.
Otros podrán oponer otro modelo económico, pero nunca,
nunca eso tiene que ver con el modelo de relaciones laborales de un país.
Carlos Marin
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