martes, 15 de octubre de 2013

Macri no esconde ideología: conservadurismo abierto y autoritarismo camuflado

GESTIÓN EN LA CIUDAD

Macri no esconde ideología: conservadurismo abierto y autoritarismo camuflado

La gestión de Mauricio Macri en la Ciudad da muestras de prácticas autoritarias: no solo en cuanto al veto de leyes votadas democráticamente en la Legislatura de la Ciudad, sino también en torno a las prácticas y discursos relativos a los trabajadores y sus derechos.


El autoritarismo se demuestra siempre en los hechos, se podrá hablar de diálogo, de consenso, de paz y armonía, pero ello se puede derrumbar de un plumazo cuando se ejecutan las acciones.

El 2 de febrero de 2011 salió en el diario Tiempo Argentino una nota de mi autoría titulada “El Disfraz de Macri”. En ella aludía a que la demanda iniciada contra los trabajadores del Teatro Colón era, lisa y llanamente, un ataque contra la libertad sindical.

Hace pocos días nomás el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires hablaba sobre la aptitud moral del vicepresidente Amado Boudou para ejercer la Presidencia de la República, afirmación un tanto “aventurada”, siendo que él mismo está procesado. En esa dirección no deja de ser una postura, sumamente, autoritaria.
"Ese autoritarismo se acrecienta aún más cuando debe entablar relaciones con los trabajadores y sus representantes."

Pero ello no termina allí, Mauricio Macri ha demostrado su autoritarismo, no solamente con estas conductas, ha vetado 107 leyes con alto contenido social, defenestrando al poder legislativo de la CABA.

Ciertamente, como dijo la Presidenta en su reportaje al periodista Jorge Rial, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no esconde lo que piensa.

Ese autoritarismo se acrecienta aún más cuando debe entablar relaciones con los trabajadores y sus representantes.

El conflicto del Teatro Colón es uno de esos casos -con los trabajadores de la cultura está ensañado-; el conflicto del Teatro San Martín, otro; el conflicto del Borda, otro más, y así podríamos seguir enumerando.

Pero el “sumun de las batallas” está dado en contra de los trabajadores y la representación sindical del transporte subterráneo.

En una encuesta que ha realizado el Gobierno de la Ciudad se incluyen las siguientes preguntas:

- “¿Cree usted que las autoridades del GCBA deberían tomar una postura más estricta con respecto a las acciones de protesta llevadas adelante por los delegados gremiales? A) Sí, debería tomar una postura estricta, B) No, no debería tomar una postura estricta, C) ¿Qué sería en su opinión una postura más estricta?”.

- “¿Cuáles de las siguientes acciones cree usted que debería llevar a cabo el GCBA ante las protestas de los delegados gremiales? A) Sancionar descontando del salario los días no trabajados, B) Denunciarlos ante la Justicia, C) Despedirlos”.

- “¿Estaría usted dispuesto a apoyar al GCBA en la toma de acciones como esas aun si esto deriva en más días de paro e incomodidades por el viaje? A) Sí, B) No”.

- “¿Cree usted que el Gobierno de a Ciudad está en condiciones de afrontar el problema de los paros y medidas de fuerza injustificadas promovidas por los delegados gremiales y encontrar una solución duradera para el problema? A) Sí, B) No”.

Entre los trillones de conclusiones a los que podríamos arribar con estas preguntas hay una que toca, sensiblemente, principios y derechos constitucionales.

Este cuestionario no es inocuo y conlleva la aviesa intención de obstruir -impedir- la actividad sindical.

Esa obstrucción, que en este caso se centra en lo que sería, para Mauricio Macri y el gobierno del PRO, el “enemigo público número 1": los trabajadores del subte, es una clara muestra de autoritarismo.

Lo primero que las dictaduras han tratado de eliminar es, precisamente, la actividad sindical. Claro en este caso se deja de lado la cárcel y el exterminio directo, para tratar de lograr un “consenso” en la población usuaria, para poder violentar el principio de libertad sindical y el derecho de huelga.

Cuestiones protegidas por el Artículo 14 bis de la Constitución Nacional, así como por el artículo 1º de la ley 23.551 y tratados internacionales supralegales, conforme el artículo 75 de la Constitución Nacional.

En tal sentido, el hecho que la preguntas ronden sobre “posturas estrictas” y sanciones como el descuento del salario y el despido -todos por ejercer un derecho constitucional- implican no solo el crear una animosidad social contra los trabajadores, sino revela cuál es el espíritu que tiene la actual administración del Gobierno de la Ciudad respecto del conflicto y de la democracia.
"El Jefe de Gobierno pretende dar por tierra con todo ello y avasallar los derechos de los trabajadores".

El artículo 53 de la ley de asociaciones sindicales regula las denominadas prácticas desleales. Dicha norma establece - entre su varios incisos- que: “serán consideradas prácticas desleales y contrarias a la ética de las relaciones profesionales del trabajo por parte de los empleadores: e) Adoptar represalias contra los trabajadores en razón de su participación en medidas legítimas de acción sindical o en otras actividades sindicales…; g) Despedir, suspender o modificar las condiciones de trabajo de su personal, con el fin de impedir o dificultar el ejercicio de los derechos a que se refiere esta ley…”.

No habrá que ser un entendido en derecho sindical para darse cuenta que esa encuesta tiende a lograr que todos estos preceptos sean violentados.

Si hacemos el raconto de todo ello podremos ir concluyendo que: el conflicto parte indispensable y motor de la democracia real; que los trabajadores son parte sustancial de esa democracia y que sus acciones se encuentran protegidas por la Constitución Nacional y la legislación vigente; y que el Jefe de Gobierno pretende dar por tierra con todo ello y avasallar dichos derechos. Con otros métodos, pero con la misma intención se pretende instalar la disfuncionalidad del conflicto y por ende la estigmatización -en lo posible la desactivización- de todo movimiento sindical, rasgos claves de un modelo autoritario.

En síntesis, ello implica la abolición de la democracia sustantiva en pos de un autoritarismo camuflado. El consenso, el diálogo, la negociación y la armonía: ¡Bien, gracias!

Black Canary

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