Del Rodrigazo al “De Mendigurenazo”.-
Alguien a quien admiro entrañablemente, aunque hace tiempo no
está, físicamente, con nosotros decía que la formación del sentido común que
trata de imponer el liberalismo está plagada de “zonceras” y que, una de las misiones
del pensamiento nacional era, precisamente, ir derribando; desmitificando esas
zonceras que nutrían y nutren el mal llamado “sentido común”.
El tristemente célebre “Rodrigazo” se agita muy,
“naturalmente”, como un producto de las reivindicaciones y desmedidas
apetencias salariales de los trabajadores y sus organizaciones obreras de la
década del 70.
La historia que se empieza a escribir a partir de 1976 lo
pone en ese terreno dándole un lugar nocivo y pernicioso a los pedidos de
aumentos salariales, “nefastos” propulsores de la inflación desmedida.
Sin embargo, el “Rodrigazo” fue un Globo de Ensayo para
imponer una economía de corte liberal irrestricto asentada en los pensamientos
de Milton Friedman y ejecutada por sus discípulos vernáculos “los Chicagos Boys”
cuyo delegado “celestial” fue a partir de 1976 Alfredo Martinez de Hoz, con un
“adelantado”: Celestino Rodrigo en 1975.
Recordemos un poco aquellos tiempos. En un momento de incrementos
pronunciados e injustificados de precios, el movimiento obrero salió a
reivindicar aumentos salariales.
Después de muchas idas y vueltas y, con todo el “estilo
peronista” la cuestión se saldo mediante el Pacto Social entre Trabajadores
(CGT), Empresarios (CGE) y Gobierno estableciendo un aumento del 38 % para
todos las actividades.
Este acuerdo implicaba además la estabilidad de las tarifas
y el compromiso empresario de no aumentar los precios hasta que hubiera un
nuevo acuerdo.
A pesar que con ello parecía que las cosas comenzaban a
encarrilarse, las presiones de los sectores de poder concentrado local,
conjuntamente, con las multinacionales como Shell, Esso – no debemos olvidar
que había un proyecto de nacionalizar las bocas de expendio de estas compañías
-, Siemens e ITT y el capital financiero logran imponer, con la “ayuda” de
Lopez Rega a Celestino Rodrigo como Ministro de Economía.
El nuevo Ministro impulso un paquete de medidas que implicó
dar por tierra con el Pacto Social que, en definitiva, se renovaba año a año
con la denominada “Gran Paritaria Nacional”
Se pasó entonces, de ese Pacto Social que implicaba un reparto
de la riqueza consensuado al más descarnado paquete de medidas liberales sin
escala, que consistió en: Aumento del gas del 60%; de la electricidad y el transporte
automotor del 75 %; el transporte de subterráneo en un 150 %, los artículos de
la canasta familiar con aumentos del 200% y la negociación salarial quedaba
suspendida.
Obviamente, esta situación significaba la ruptura de la paz
social que el Pacto Social imprimía y los trabajadores salieron con reclamos
salariales, puesto que aquel 38 % era
historia.
Como se puede ver no fue el aumento del 38 % a los trabajadores el que trajo aparejado el
acrecentamiento de la inflación y la convulsión social sino muy por el
contrario, fue el Rodrigazo el que desestabilizo la cuestión social en la
Argentina.
Al decir de Claudio Díaz en su obra “El Movimiento Obrero
Argentino” el Rodrigazo fue una “declaración de guerra” contra los trabajadores
argentinos.
El Liberalismo, nuevamente, comenzaba a hacer de las suyas,
pero necesitaba mayor estabilidad para mantener sus políticas y para ello necesitó
de un golpe de estado, de un brazo armado y de miles de desapariciones.
Mientras tanto en 2013 Horacio De Mendiguren después de
escuchar los reclamos salariales de los trabajadores expresó que estamos cerca
de un Rodrigazo.
El mensaje sería: Este nivel de pedido salarial impulsa y
acelera la inflación, cuestión que se desmitifica en términos de que por
ejemplo el subte en enero de 2012 aumentó el 130 % y no se había fijado ningún
aumento salarial, lo mismo se puede ver un muchas otras actividades, lo
aumentos se producen por maximizar rentabilidad con lo que hay y no expandir la
producción.
Está zoncera: aumento salarial = inflación y caos que
intenta instalarse en el sentido común de la sociedad no son más que las puntas
de flecha que el neoliberalismo utiliza para socavar los cimientos de una
sociedad que quiere Independencia Económica; Soberanía Política y Justicia
Social, cuestión esta incompatible con el derrotero Liberal.
Que los Milton Fiedman no nos tapen los Jauretches!
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