Ayer
( 24 de Febrero de 2016 ) en Infobae sale una nota de opinión titulada “El
Empleo Público no es Empleo Genuino” firmada por un tal Christian Joanidis
(@Chrisjoanidis).
Tengo
que decir que, desde el vamos – o sea desde el titulo – ya comencé a
indignarme, ni que hablar cuando terminé de leer el artículo.
La
verdad me pareció un panfleto patético que no merecía siquiera el más mínimo
reparo.
Sin
embargo, con el correr de los minutos y de las horas fui dando vuelta mi razonamiento.
¿Por qué? Porque resulta que, estos personajes terminan siendo, a pesar de la
fragilidad y tendenciosidad panfletaria de sus argumentos, los ¿”intelectuales”?
orgánicos de un proyecto liberal antinacional, antipopular y, profundamente,
antiestatista que se ha instaurado con la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia
de la Nación, que después dan sustento a que miles y miles de trabajadores sean
despedidos.
Una
de las tantas cuestiones a las cuales se recurre por parte de las usinas
liberales para darle “autoridad” a las palabras de un personaje, sin importar
claro su contenido, es el curriculum y el “amigo” Joanidis presenta el
siguiente: “ingeniero industrial (ITBA) y realizó un MBA en la Cranfield
University (Inglaterra). Actualmente es docente en la UCES y el ISSP. También
asesora a empresas y gobiernos sobre cómo mejorar la forma en que se gestionan.
En la villa 21-24 NHT Zabaleta está en la coordinación de un hogar de día para
adolescentes y preadolescentes”. Primera reflexión:
pobres esos adolescentes y preadolescentes que están en las manos de este
señor.
A esto Don Arturo Jauretche lo
llamaría zoncera de “autoridad”.
Pero
vayamos al meollo de la cuestión. La verdad voy a transcribir la nota porque no
es muy larga y no tiene “desperdicio” – es todo un desperdicio -:
“Existe el mito
popular de que el Estado tiene que darle trabajo a la gente: nada más alejado
de la realidad que eso. El empleo estatal no es empleo genuino desde ningún
punto de vista. Podrá ser un paliativo, podrá ser mejor que nada, incluso una
solución transitoria, pero en la práctica todos quieren ser planta permanente.
Desde el punto de vista económico, el empleo estatal es el equivalente
al del ama de casa en una familia. ¿Quién puede negar que el ama de casa contribuye
al hogar? Nadie. El problema es que si en un hogar con seis personas tres
estudian, dos se ocupan de la casa y uno sale a trabajar, las consecuencias son
evidentes: la restricción presupuestaria se hará sentir. Todos hacen algo,
todos contribuyen, no son vagos, pero lo cierto es que el aporte genuino viene
del único que trabaja puertas afuera. Lo mismo sucede con el
empleo estatal: no genera ingresos para nadie y se convierte indirectamente en
un gasto para todos aquellos que no estamos en la función pública.
Esto significa que tiene que haber un equilibrio entre empleo público y
empleo privado, porque llega un punto en que no importa qué tan útil pueda ser
el aporte de las personas que trabajan en el Estado, lo cierto es que debemos
generar lo que los argentinos necesitamos para vivir: y eso nunca vendrá del aparato
estatal. El Estado no produce, sólo gasta. Esto no significa que tenga que
desaparecer, pero tampoco puede crecer desmesuradamente y abarcarlo todo.
Es necesario un
Estado presente, pero es obtuso entender que la presencia se hace más fuerte a
medida que aumenta la cantidad de funcionarios. Hoy la tecnología hace más
eficiente el control y las nuevas técnicas de gestión permiten hacer muchas
cosas con muy pocos recursos. Pero el Estado parece marchar en la dirección
opuesta: aumenta su tamaño, aumenta su gasto y no incrementa sus
contraprestaciones.Mi percepción es que los sindicatos y los trabajadores
estatales se empeñan demasiado en defender su puesto de trabajo, no terminan de
ver que allí afuera hay muchas oportunidades. Encarar una defensa tan a
ultranza es en definitiva subestimar a las personas, asumiendo que si pierden
su cómodo empleo estatal, no tendrán la posibilidad de hacer nada más: trabajo
estatal o muerte. Nada podría ser más falso, porque con la capacitación
adecuada cualquiera que pierda su empleo en el sector público podría insertarse
en el mercado laboral. Hoy, sin mayores inversiones, reorganizando la forma en
que se trabaja, eliminando tareas que son obsoletas o innecesarias, seguramente
se pueda reducir en un 30% la plantilla de trabajadores estatales. Los gremios
se escandalizarían con sólo leer esto, porque en lugar de luchar por la
dignidad de las personas piensan en sus propios intereses. Perder el empleo
puede ser duro, pero no es el fin, puede incluso ser el principio de todo, es
cuestión de perspectivas. Incluso para muchas personas dejar su trabajo en el
Estado puede ser la mejor decisión, pero no se atreven, tienen miedo de lo que
vendrá luego.Estar en una oficina haciendo una tarea que se sabe que no
beneficia a nadie no es trabajo, no es dignidad. Cobrar un sueldo por hacer casi nada, simplemente porque no hay
nada para hacer, no es trabajo, no es dignidad. No hablo de
ñoquis, hablo de quienes hoy están en el Estado con la mejor de las voluntades:
pero sólo con eso no basta.Y aquí vamos entrando en el otro motivo por el cual
el empleo estatal no es la solución a nada. José Ingenieros escribió:
“Ciudadanos de una patria son los capaces de vivir por su esfuerzo, sin la
cebada oficial”. Si en la Argentina no somos capaces de generar empleo genuino
para todos y por lo tanto los volcamos al Estado como una forma de subsanar esa
falencia, entonces no estamos construyendo ciudadanos de una patria. O como me
gusta decir a mí, no estamos construyendo dignidad. El trabajo no es sólo un
medio de vida, eso es sólo la parte menos relevante. El sueldo a fin de mes no
es el motivo por el que se trabaja, lo hacemos porque como seres humanos que
necesitamos un sentido, necesitamos aportar a nuestra sociedad de alguna forma.
Con nuestro trabajo somos parte de algo y pertenecemos. Construimos nuestro
país, nuestra sociedad, pero también construimos nuestra dignidad. Un empleo en
donde no se hace nada, un empleo en donde sabemos que nuestra tarea cotidiana
es obsoleta no es un trabajo que construye dignidad. Esto muchas veces no lo
ven los sindicatos, que se ocupan demasiado del puesto de trabajo y poco de la
dignidad del trabajador. Por evitar despidos terminan condenando a las personas
a tareas innecesarias: y todos nos damos cuenta cuando lo que hacemos es
inservible. El trabajo estatal no es una solución para nada. No es una solución
para la economía, porque el trabajo estatal no genera, no produce. No es una
solución para la dignidad de las personas, porque muchas veces se dedican
recursos a hacer trabajos innecesarios u obsoletos. Por el contrario, cuantos
más empleados estatales, más gasto para el Estado y por lo tanto, más impuestos
para todos. Hoy el Gobierno está revisando muchos contratos en el Estado. Era
necesario. Uno de los principales reclamos del electorado fue la gran cantidad
de empleados estatales que ingresó durante el kirchnerismo. Finalmente se está
lidiando con eso. Sólo esperemos que esto sea un movimiento genuino y que
cuando por una puerta salen unos, por la otra no entren otros.
La verdad lo escrito por Crhistian
Joanidis es un sofisma, pero un sofisma tan mal construido que la propia
corriente sofista le hubiese dicho “pibe, está todo bien, pero te recomendamos
que te dediques a otra cosa”.
La primer premisa falsa es de donde parte
Joanidis “Existe el mito popular de que el Estado tiene que darle trabajo a la
gente…”. Esto es falso, pero si el Estado tiene que proveer todas las
herramientas necesarias para que la población pueda conseguir una ocupación ya
sea promocionando, capacitando o proveyéndolo, porque trabajar es un derecho,
derecho constitucional que se encuentra en el artículo 14 de nuestra
Constitución Nacional y, por lo tanto el Estado debe tener una batería de
políticas de empleo tendientes a la ocupación, entre las que obviamente se
encuentra el empleo público.
Ahora bien, más allá de que el
trabajo en el hogar me merece el más alto de los respetos, me parece de una
estupidez e ignorancia supina – si hablamos de buena fe - o de perversidad e hijo putez política – si hablamos
de mala fe – el comparar el trabajo del ama o amo de casa con el empleo
público, porque no hay punto alguno de contacto, ni de comparación. Como diría
un amigo del barrio “que tiene que ver el culo con la memoria”.
Y de allí
a que conclusión llega? Cha Chan: “…Lo mismo sucede con el empleo estatal: no genera
ingresos para nadie y se convierte indirectamente en un gasto para todos
aquellos que no estamos en la función pública.
Esto significa que
tiene que haber un equilibrio entre empleo público y empleo privado, porque
llega un punto en que no importa qué tan útil pueda ser el aporte de las
personas que trabajan en el Estado, lo cierto es que debemos generar lo que los
argentinos necesitamos para vivir: y eso nunca vendrá del aparato estatal…”.
O sea que sin hablar del rol del Estado
en una sociedad, el señor Joanidis te compara al Estado con una casa familiar,
al trabajador del estado con un ama de casa y te dice en resumidas cuentas que
el Estado, solo necesita “amas de casa”, lo que implica reducirlo a su máxima
expresión, porque lo que el Estado genera son “GASTOS”.
La verdad esta es una visión primaria
tirando a “primate”.
La discusión sobre el rol del Estado
es ideológica y más profunda que no se puede saldar en una especie de fábula
del “ama de casa” y con afirmaciones dogmáticas y rimbombantes como el “empleo
público no es trabajo genuino”.
Primero porque es una falta de
respeto a miles y miles de trabajadores y después, tendríamos que discutir
ampliamente que es “trabajo genuino” o que es “trabajo productivo”.
Voy a dar varios ejemplos de
trabajadores del estado, incluso con algunos que tengo ciertas contradicciones como
las fuerzas de la represión pero:
El trabajo de la policía, la gendarmería,
entre otros no es trabajo genuino? Qué es entonces? No provee un beneficio supuesto
a la sociedad?.
El trabajo de médicas, médicos,
enfermeras, enfermeros, etc en hospitales públicos no es trabajo genuino? Qué
es entonces? Lo creemos realmente un gasto o una inversión productiva para la sociedad?
La investigación de los científicos
del CONICET no es trabajo genuino? No produce para la sociedad?
Los trabajadores de Atucha I; Atuha
II; Centra Puerto Nuevo, etc no tienen un trabajo genuino?
Los trabajadores de los Ministerios
porque no tienen un trabajo genuino?
El criterio de ver a los trabajadores
del Estado como una gasto, es el criterio de ver al Estado como algo externo a
nosotros, como algo que debemos “soportar” porque no nos queda otro remedio.
Es la visión de aquellos que no necesitan,
ni quizá necesitaron nunca del Estado y que por más que laven ciertas culpas
haciendo “beneficencia” en alguna villa de emergencia le importa muy poco lo
que ocurra, efectivamente, con los sectores populares.
El Estado, depende como sea la visión
gobernante puede ser tan o más eficiente y eficaz que el sector privado que en
nuestro país ha sido y es un capitalismo bastante parasitario y con vocación dependiente.
El trabajo genuino o productivo, no
tiene que ver con una concepción taylorista fordista de ganancia directa, sino con
el beneficio que puede producirle a la sociedad en su conjunto y el Capitalismo
Argentino sólo ha dado algunos frutos cuando hubo un Estado Fuerte regulándolo y
en algunos casos reemplazándolo, marcándole el paso a seguir como en los períodos
1945 – 1955 / 2003 – 2015 que fueron las etapas de mayor crecimiento de la Argentina,
conjuntamente, con la mayor nivelación social.
Parafraseando a Scalabrini Ortiz “Lo
que el Estado no hace y regula en favor de los sectores populares, lo regula
implícitamente en favor de los más poderosos”, por eso se necesita un aparato
estatal fuerte y amplio con vocación popular.
Black Canary
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